Los vestigios más antiguos de la Humanidad, de los que se deduzca la observación y estudio de los astros y sus movimientos, están en las piedras horadadas de la altiplanicie de Karahundj, varias veces citada en “El enigma de Baphomet”. A pesar de que carecemos de estudios contundentes, los más creíbles son los que nos indican que parece ser que cuenta este observatorio astronómico con una antigüedad de más de sesenta siglos.
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