domingo, 6 de enero de 2019

Las próximas elecciones.



Se acabaron las Navidades. ¿Adelantarán las elecciones? Por si acaso, habrá que ver a quién votar en las próximos comicios electorales y tener el voto bien pensado para no improvisarlo en los últimos días de campañas, porque las campañas siempre son engañosas y a menudo virulentas y “estresantes". 

Como  ahora más que nunca mienten unos, insultan los otros, exacerban los ánimos otros, dicen burradas los de más allá en sus predicaciones por conservar el puesto, creo que ya no voy a leer los programas de los partidos como siempre he hecho hasta aquí cambiando incluso el voto por el partido que más me convencía en cada comicio, sino que voy a elegir por otro procedimiento:

Voy a centrarme solo en los cabezas de partido, ya que, aunque no estoy de acuerdo con listas cerradas de las tribus del sistema partidista, no tengo más remedio,   —mientras no cambiemos por un sistema de listas abiertas y democracia directa—   que atenerme a lo que hay, que no es otra cosa sino elegir un partido tal y como me lo muestran.

 En todos los partidos sé que hay personas honradas, cómo no, y de buena fe, pero no las conozco, por lo tanto me voy a fijar solo en los jefes de los partidos: 

Por orden alfabético; Abascal, Casado, Iglesias, Rivera, Sánchez. 

Tengo que decidirme por uno de ellos porque solo se puede votar a un partido en cada comicio.
Para ello me voy a poner en una tesitura complicada: imaginaré que me asalta un bandido más fuerte que yo y no me puedo defender y me encierra en una habitación con llave y cierra por fuera, para desvalijar toda la casa y robar mis pertenencias. Lo reconozco y es un criminal que con ese proceder tiene varios antecedentes y después de robar y  encerrar a las víctimas termina matándolas. 

Antes de encerrarme no se percató de que tengo el teléfono móvil en el bolsillo pero con muy poca batería capaz de soportar solamente una llamada de auxilio.

Tengo los números de los cinco candidatos en la memoria del móvil y solo puedo llamar a uno  y los cinco políticos  se encuentran en distintos puntos pero equidistantes de mí un kilómetro. Solo puedo llamar al que más confianza me merezca para pedirle ayuda aun a riesgo de su vida por auxiliarme. ¿A quién llamaría? Evidentemente al que más confianza me mereciera convencido de que sin dudarlo vendría en mi ayuda.



Antes de votar, tendré que mirarlos, escucharlos, y analizar, en lo posible, no solo sus grandes discursos sino hasta sus más nimios movimientos. Y cuando más detalles mejor. He decidido no perder el tiempo viendo más debates televisados a última hora.

Venga, a decidir.