Nos hemos visto envueltos en la vorágine del día a día y todo se ve como si hubiera sido un soplo en el pasado. Al escuchar, de nuevo, esta composición de Alba cuando era poco más que una niña estudiante de Arquitectura empiezan a llover recuerdos. Ahora, que la pequeña de mis cinco es una veterana profesional, aumenta la reflexión sobre la brevedad de la vida. ¡Tempus fugit!
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