miércoles, 23 de octubre de 2024

Zurbarán y Velázquez


Hace cincuenta y tantos años, redactaba yo un estudio comparativo  de estos dos cuadros, de Zurbarán y de Velázquez. Todo retratista al óleo, antes de empezar a encajar en el lienzo a un modelo, lo primero que hace, y yo mismo lo he hecho, ha sido elegir la postura, la dirección de la luz y el conjunto del dibujo de la figura siempre teniendo en cuenta la mayor atmósfera por delante de la figura  Era un trabajo largo para la asignatura de “Historia del Arte” en el que analizaba con minuciosidad pincelada por pincelada. Recuerdo perfectamente  la nota de esa asignatura en mi certificado de estudios. Y también recuerdo una, quizás la más importante de las varias conclusiones: que Velázques era un “vivales”, porque  se aprovechó del trabajo de Zurbarán, pues para comenzar el retrato del Papa Inocencio X,  no tuvo más que encajarlo en la misma postura  que Zurbarán lo había hecho con Diego de Deza ahorrándose el primer trabajo. Velázquez, por otra parte,  se ciñó a captar la personalidad del  Papa  prescindiendo de lo que consideró accesorio como la heráldica representada en el escudo, y prescindiendo de la simbología de autoridad intelectual teológica representada por los supuestos cuatro tomos de la Vulgata y del detalle de la campanilla simbolizando el poder de mando sobre sus subordinados. Lástima que lo entregué al profesor y no dejé copia.  ¡Cómo me gustaría haber conservado aquel trabajo!