miércoles, 12 de octubre de 2022

Triste final

 


https://www.youtube.com/watch?v=2AU9gmg9-Xc


Yo conozco la historia. Pueden parecer músicos profesionales de una orquesta filarmónica nacional o extranjera. Pues no… no… En 2002, cuando Tito ya había decidido dejar Alemania y  asentarse en Madrid, las autoridades académicas de esa prestigiosa universidad ( ICADE-ICAI ) lo contrataron para que se hiciera cargo de clases de piano y otras actividades musicales, entre ellas, nada menos que fundar una orquesta de cámara, la más exquisita expresión de la música clásica.. Pero sólo existía el director, sin músicos ni infraestructuras de cualquier índole musical. Teóricamente un imposible. Además sin dotación económica. Más imposible todavía.


Contaba con los alumnos de diferentes carreras de Derecho, Económicas, Ingenierías, etc. ¿Habría entre ellos algunos que supieran por lo menos algo de solfeo,  por haber estudiado algún curso en conservatorio o escuela de música?

Hizo un llamamiento  en el tablón de anuncios de la Universidad:

“¿Alguien ha estudiado algo de música?”


Se le presentó  un grupito pequeño, unos que tuvieron que abandonar los estudios musicales cuando entraron en la  carrera universitaria, y lo habían dejado en  cuarto o quinto de violín, en quinto o sexto de viola, u otro instrumento… etc.


Cuando me dijo que con esos mimbres iba a formar una orquesta de música de cámara, lo más granado de la música clásica, yo no me lo podía creer: me parecía un total disparate. Pero me decía que  veía en los alumnos presentados un entusiasmo nada habitual y así se podían hacer milagros. Le faltaba un buen violinista para hacer de concertino y un contrabajista, pues no había nadie que hubiera estudiado algo de contrabajo. 


Uno de los profesores Doctor en Física y Profesor de Econometría, que también había estudiado cursos de piano, le pidió clases junto con otros alumnos,  y se le ofreció para, de su bolsillo, subvencionar a un concertino  y a un contrabajista que no fueran ni alumnos ni profesores de esa universidad


Así, con paciencia infinita  e inusitada profesionalidad Tito fue forjando con esfuerzo ímprobo a cada alumno en su instrumento hasta conseguir el milagro de interpretar obras de altura como se ven en este vídeo. 


No dudó en poner a la orquesta el nombre de un histórico profesor de la universidad, buen músico por cierto, llamado José Ignacio Prieto, y trabajar con denuedo hasta conseguir el milagro; y dar conciertos dentro y fuera de dicha universidad.


Este año han cambiado todas las autoridades académicas de la Universidad y han decidido suprimir las actividades musicales.


Mutatis mutandis me recuerda la película “Los niños del coro”. Daría para otra película, pero con triste final.


Yo, que fui testigo de todo el proceso, me emociono al recordarlo. Creo que a esa universidad le han cortado una pierna y se ha quedado coja.