martes, 11 de febrero de 2020

La nieta del bolchevique (novela en construcción)

Lo que tiene que hacer un buen gobierno es  legislar para convertir en delito la prostitución que es  la actividad humana más aberrante, forma de esclavitud más catastrófica del ser humano. Comprar y vender el cuerpo es lo más asqueroso y denigrante del ser humano sean chicos o chicas los explotados, engañados, e introducidos en ese mundo de miseria física, psíquica y económica.
Siempre he ido a contracorriente y he mantenido discusiones sin cuento. Y en ello sigo, tenaz que no terco.
Ayer oía a una miembro del gobierno anunciar una ley que nadie sabe en qué consistirá, si será delito pronunciar la palabra Franco,  o será delito pronunciar “repoblación forestal de pinares”, o la palabra “pantanos”. Yo no veo en ello más que tratar de resucitar lo idiotas que fueron sus abuelos y bisabuelos que se enzarzaron en una guerra civil también catastrófica para que los biznietos sigan enzarzándose en discusiones y divisiones que solo favorecen a los impulsores de tales fechorías, en vez de legislar para  proteger sobre todo a las mujeres más humilladas y explotadas por traficantes de personas, proxenetas y puteros clientes. Pues todavía hay quienes se  definen como feministas y defensores de las mujeres quienes quieren regular esa aberración humana a la que llaman “el trabajo más antiguo del mundo”, con leyes  para seguir manteniendo la sempiterna esclavitud de seres humanos que solo favorece y enriquece a  proxenetas y traficantes. Tengo entre mis papeles algunos retazos de una novela empezada a la que puse título antes de comenzar: “La nieta del bolchevique” para contribuir con un granito de arena a esta causa. Pero veo con alegría que se haya adelantado la escritora Marta Robles con “La chica a la que no supiste amar”. Enhorabuena, Marta Robles, por lo menos ya somos dos feministas. Algo es algo.

Expongo un trocito de mis apuntes  para la redacción en ciernes:

“(El juez y el forense levantan el cadáver. Descubre uno algunas palabras en sus escritos en ruso. “Es espía” -concluye con una palabra otra personalidad, porque aparece en una habitación del Palace.  Ha estado con ella un banquero. Un guarro proxeneta la contrata)


(¿Mejor en tercera persona?) ( ¿O dejarlo en primera?) Empieza el médico forense joven, recién aprobadas las oposiciones a médicos forenses. Fue su segunda autopsia, la primera había sido de un joven muerto en accidente de tráfico….
 Texto:
“Entré en casa con el sombrero y los hombros del abrigo empapados. Dos varillas tercas del paraguas se habían enganchado y tardé eternos minutos o quizá segundos que me parecieron horas, en cerrarlo. No es que tenga una memoria prodigiosa pero recuerdo aquella fecha: un catorce de febrero, día de San Valentín a las tres de la mañana. La noche  era brava  y fría  con la caldera de la calefacción a todo gas. El joven ciprés del jardín había sido vapuleado hasta ser arrancado de raíz por la ventisca de aguanieve que también azotaba los cachivaches sonoros encontrados a su paso amontonándolos contra la pared.  A pesar del estruendo encontré a mi mujer profundamente dormida con un paquete envuelto en papel de regalo y encintado con ostentosa lazada en forma de flor. En lo alto, una etiqueta cursi en forma de corazón enmarcada  con el nombre de la tienda y una leyenda: “Felicidades, amor”. No quise abrirlo para no despertarla con el restallar del papel de celofán. Debía de estar muy cansada porque no se inmutó más que con un cambio de postura. Apagué la luz del vestíbulo y me alumbré descalzo para volver a la cama con la linterna del maletín".

(La noche romántica se esfumó aunque amanecimos abrazados)
(Le cuenta a la mujer por la mañana que se quedó con un cuaderno de la mujer de la autopsia y el juez no se dio cuenta ni el director del hotel, que asustado no había tocado nada de la habitación de la muerta….)

No hay comentarios:

Publicar un comentario