Siendo yo muy pequeño fui a estudiar el bachillerato a Salamanca. Lo que más me impresionó, que nunca había visto, fue la cantidad de ciegos por todas las esquinas con un niño de más o menos mi edad a su lado vendiendo cupones. Me daban mucha lástima. Eran pobres y vestían andrajos. Uno que era ciego y mudo me llamaba la atención especialmente. Se ponía en la esquina redonda de la Facultad de Medicina, al lado del Campo de San Francisco. El lazarillo era el que cantaba: “los dos iguales para hoy, para hoy... para hoy...” Al poco tiempo traté de memorizar aquellas caras y las plasmé en este lienzo. Lo pinté en el año 1961.
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lunes, 9 de diciembre de 2013
Salamanca 1961
Siendo yo muy pequeño fui a estudiar el bachillerato a Salamanca. Lo que más me impresionó, que nunca había visto, fue la cantidad de ciegos por todas las esquinas con un niño de más o menos mi edad a su lado vendiendo cupones. Me daban mucha lástima. Eran pobres y vestían andrajos. Uno que era ciego y mudo me llamaba la atención especialmente. Se ponía en la esquina redonda de la Facultad de Medicina, al lado del Campo de San Francisco. El lazarillo era el que cantaba: “los dos iguales para hoy, para hoy... para hoy...” Al poco tiempo traté de memorizar aquellas caras y las plasmé en este lienzo. Lo pinté en el año 1961.
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Que no he dicho nada del cuadro: me gustan el estilo, lo que representa y los tonos.
ResponderEliminarGracias, Flor.
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ResponderEliminarElena Pino El cuadro me parece una genialidad, y más si está pintado a partir de una imagen la memoria. Chapeau, maestro.
Hace 7 horas a través de móvil · Me gusta
Jesús García Castrillo Gracias, discípula... jajajaja. ¡Admita usted la broma, doña Elena Pino! Pero sí, sí lo pinté recordándolo, aunque creo que el muchacho me salió algo más guapo y el ciego algo más feo. Comprende que me era imposible plantar el caballete allí en la calle Fonseca