Cuando a Iglesias Turrión lo vi por la televisión alardeando de matrículas de honor en la carrera de “Políticas”, dado tal infantilismo, no pude por menos que echar una carcajada. Que el expediente académico de su correligionario Errejón era el requerido en convocatoria pública junto con otras características de su peculiar currículum, dado que sólo él en toda España podía acceder a la convocatoria para contar pisos vacíos en Andalucía desde Madrid y hacer un estudio sobre ellos, no cabe la menor duda. Tampoco cabe duda de que estos caballeros son “espabilaos”, porque las ocasiones pasan una vez en la vida y estos le han echado el guante en el preciso momento, que no es poco mérito.
Vamos a ser serios: con dos o tres ejemplos me bastan y el que no me crea que pruebe: Un sobresaliente en Neuroanatomía de segundo de Medicina, es decir hacer perfectas cien preguntas sobre anatomía de la cabeza y sistema nervioso, supone más esfuerzo que toda la carrera de Políticas y otra carrera de letras. Y ahí tenemos “a puñaos” en todos los hospitales, y algunos con muchas matrículas de honor en la carrera ganando la mitad que el susodicho becario.
No digamos los cinco “Cálculos infinitesimales” de la carrera de Matemáticas, o el Cálculo y Álgebra” de cualquier ingeniería. Para qué seguir hablando.
Mismamente, llegar a tocar la “Sonata en Si bemol de Listz al piano o la segunda partita de Bach al violín; y no digamos poder dirigir una orquesta, supone cualquiera de las tres actividades, más esfuerzo, más dedicación y más cualidades intelectuales que hacer dos carreras de “Políticas”. El que no lo crea, que pruebe.
Yo no sé si dentro de unos cuantos, muchos años, estarán preparados estos mozos para gobernar España, pero, desde luego, hoy no, ni mucho menos. Tienen que madurar mucho, seguir de interinos mucho tiempo. Yo no les daré mi voto hasta que no los vea maduros. Todavía queda, por suerte, ideas y gente a quien votar.
Lo de Errejón y su peculiar beca sería bienvenido si fuera para destapar la corrupción de la Universidad Española en crear el perfil propio y adecuado para cada candidato en particular, al convocar una plaza. Yo creo que la mayoría de los españoles no saben esto. Yo conozco tres casos. Tres catedráticos de Institutos, los tres con brillantes expedientes, más de una licenciatura, doctores cum laude, importantes y numerosas publicaciones y otros muchos méritos que optaban a sendas plazas universitarias. Pues, no señor. Se las dieron al enchufadete de turno, becario del mismo departamento, para el que habían creado el perfil oportuno. Dos de ellos lucharon judicialmente y consiguieron revertir el asunto y hoy día estarán a punto de jubilarse como catedráticos en el departamento de la universidad que les había hecho la trampa. El tercero no luchó judicialmente por la injusticia cometida, y se jubiló como catedrático de institutos. Si yo conozco tres injusticias flagrantes y mi círculo de “pasto” es reducido, supongo, claro, que esto es generalizado, por pura estadística. Además, de oídas por testimonios directos conozco otros casos en otras universidades. Me dan envidia los alemanes que por ley no pueden optar a una plaza de profesor en la misma universidad en la que han estudiado ni han realizado la tesis doctoral. ¡Chapeau! Y no digamos en los EEUU.
A ver si es cierto que el caso que nos ocupa sirva para que el acceso a puestos universitarios se realice según capacidad y mérito y no por panfletadas políticas y amistosas. La rectora Adelaida va a tener que tomar cartas en el asunto y barrer, barrer la casta que tiene cercana, pero no para cambiarla de lugar, sino barrer con aspirador y tirar los escombros a la basura.
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