Me pregunta un amigo: “oye, tú que eres catedrático de Lengua Española” dime: ¿como se dice, CARRANCA o CARLANCA?
Y yo le respondo:
Lo primero es que yo ya no soy catedrático de nada.
Cuando uno se jubila no es más que un suspiro en “divertimento” sea musical o literario; algunos jubilados en “FA menor”, otros nos vamos conservando en “SOL MAYOR” y hay tonalidades para todos los gustos a lo largo de la escala.
Según lo que yo supe, la palabra “CARRANCA” aparece en escritos ya del principio del siglo XIV, y sin embargo “CARLANCA” con “ele” aparece tres siglos más tarde, ya en el XVII.
Opino que es una palabra de substrato prerromano, de los indígenas que poblaban las riberas de los ríos de León antes de venir los ejércitos romanos a conquistar el oro del Sil y de las Médulas. Hoy día en los pueblos de Léon todavía se conserva “carranca”, ese collar con pinchos que ponen los pastores a los perros mastines leoneses para defenderlos del lobo. Palabra prerromana igual que “perro” o “arroyo” o “cencerro” etc, conservando esa “rr”, que fonéticamente se llama “vibrante tensa”
Con los que estoy en total desacuerdo es con los Académicos de la Lengua que aunque no se mojan y dicen que es de origen incierto, y al fin se deciden por atribuirle un origen latino tardío: “CARCANNMUN”. Esa evolución de carcannum a carranca es imposible. No hay argumento científico-lingüístico para sostenerla. Y para el uso normal yo utilizaré siempre “CARRANCA” que era la de mis abuelos, bisabuelos y tatarabuelos y así hacia atrás hasta el siglo XIII y es de suponer que hasta la prehistoria.
En León se usa en plural “Las carrancas”, por eso pienso que no se llamó así al collar, “carcannum latino” sino a los clavos. Es una bonita palabra para seguir investigando. Doy paso a los lingüistas flamantes.
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