Carteándome con un colega que despotricaba -con razón- furibundamente contra las tarjetas black, me ha dado por decirle: “Imagina por un momento que recibes una carta del Ministro de Educación diciéndote: Este Ministerio considera que su trabajo como catedrático merece más remuneración de la que actualmente cobra. Reciba esta “Tarjeta Black” y utilícela para sus gastos personales: coche, gasolina, ropa, regalos… ¿La aceptarías, o se la devolverías a vuelta de correo contestándole que con tu sueldo ya te consideras bien pagado? “
Como todavía está en activo y es Jefe de Departamento, cobra cerca de 40.000 euros netos anuales. Y me respondió inmediatamente: “evidentemente la devolvería…”
Mi carcajada ha debido de despertar a algún vecino. Le recordé que hace unos años el Ministerio le regaló un año de vacaciones sin pisar el Instituto, y le pagó un licenciado sustituto para dar sus clases. A ese año de vacaciones le llamaba “Año Sabático”: lo de la paja en el ojo ajeno… Me parece que, unos por unas cosas y otros por otras, si nos autoexaminamos, una gran mayoría tiene manchas que limpiarse…
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