miércoles, 1 de octubre de 2014

Viaje a Xiva, Bujara, Samarkanda, Tashkent.

Entre la documentación que he manejado para ilustrar y profundizar en el conocimiento de la antigua ruta de la seda, está  el libro de un escritor de Pisa  llamado Rustichello. Este escritor escribió los relatos que Marco Polo le contaba de su viaje desde Venecia a Bujara:  final del siglo XIII, en barco todo el mediterráneo, mar de Mármara y mar Negro, hasta llegar a las costas de la Gran Armenia, sur del Caspio, Persia, llegando a la ciudad de Bujara…”, (en plena ruta de la seda entre el mar de Aral y Samarcanda.)

Ese camino del desierto, y lugar de las yurtas (tiendas) lo pateó Marco Polo. Me llamaron la atención  los siguiente párrafos del libro


“… Los hombres de  la  ciudad de Tauris son comerciales e industriales: fabrican paños de oro y seda de gran valor. La ciudad está bien situada que desde la India, Bagdad, Mosul, Cremosor y de otras muchas envían sus mercancías, así como los mercaderes latinos vienen a adquirirlas desde países más lejanos. La población es mezcla de mil razas: armenios, nestonianos, jacobinos, geórgicos y persas. Hay hombres que adoran a Mahoma… la ley que les dio el profeta Mahoma les manda hacer todo el daño que puedan a los cristianos y a los que no participen de su fe, y que si los despojan no será pecado. Y por esta razón harían cosas perversas si no fuera por la Señoría, que se lo impide. Todos los sarracenos del mundo observan esta ley…”

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