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martes, 9 de febrero de 2016
Vera Cruz (Etimología) Ciudad y Puerto. Méjico.
La Vera Cruz fue el tesoro, en una sociedad estrictamente teocrático-cristiana, el tesoro más apreciado, más que todas las riquezas del mundo, que consiguieron los primeros templarios y que fueron llevando en pequeña astillas a distintos templos del mundo conocido. Estas piececitas de madera fueron vendidas y revendidas pagándose por ellas precios que crecían exponencialmente, pero los templarios se reservaron el mayor trozo de la Vera Cruz como el mayor tesoro. En 1312 junto con la mayor parte de sus reservas de oro escaparon de la muerte todos los templarios que pudieron desde el Puerto de La Rochelle, rumbo al Caribe, a donde llegaron los barcos templarios con todos los que pudieron escapar con el tronco de la Vera Cruz porque, según su creencia, la Vera Cruz los había librado de la muerte; y desembarcaron en este lugar del Méjico actual. Allí erigieron un templo sencillo, hoy cubierto por el mar, en cuyo altar presidía la Vera Cruz. En unos años, al final del siglo XIV, ya no quedaba ningún templario ni descendientes conocidos porque eran célibes y durante todo el siglo XIV hubo tres generaciones de aborígenes que olvidaron a los templarios y sólo quedaron recuerdos difusos de hombres blancos y barbados que llegarían con capas blancas por el mar del oriente caribeño en el futuro; por eso, cuando Colón se hizo en Mallorca con los pergaminos templarios secretos que revelaban las cartas de navegación e inmediatamente llegó a las costas caribeñas, se le recibió con veneración y reverencia. Más tarde, Garcilaso el Inca, en el siglo XVI revela en sus manuscritos de "Los comentarios Reales" que su madre, la Inca, le contaba tradiciones de sus antepasados como que en los adoratorios incas presidía una cruz de cuatro brazos iguales tallada en piedra roja ( la cruz templaria, igual a la de las velas de las carabelas) y que desde antiguo, sus antepasados incas ya sabían acerca de la "Santísima Trinidad", Padre, Hijo y Espíritu Santo, prueba de que la religión cristiana, decía, era la única verdadera, pues pueblos tan primitivos y distantes ya tenían el mismo dogma en sus creencias. Evidentemente eran tradiciones conservadas por los aborígenes habitantes de toda la ruta del oro, desde el actual Perú hasta las costas caribeñas, que habían explotado los templarios desde comienzos del siglo XIII. Y esa es la razón por la que la Orden del Temple se hizo, súbitamente, la organización más rica del mundo: por la posesión del oro americano y la plata extraída de Potosí desde su llegada a tierras indias; ese era su segundo gran secreto, guardado con celo y protegido con las numerosas encomiendas fortificadas que garantizaban la impenetrabilidad de esa muralla infranqueable para entrar al puerto de La Rochelle, en la actual Francia. Por allí entraba el oro que traían de América y de donde partían los barcos templarios hacia América .
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