Esta película encajaría en los eternos “cineforums” del comedor universitario de los jesuitas con sabor a Ponti y a Casa de las Conchas, donde los pedantes paseaban las obras de Rosa Lusenburg bajo el brazo o el Psicoanálisis de Freud, con el título hacia fuera para que sus “congéneres” se enteraran bien del libro que estaban leyendo.
Por la mañana a ligar con la guitarra a la Iglesia de San Benito, y por la tarde al cine de arte y ensayo.
En los coloquios no levantaban la mano para pedir la palabra sino que esgrimían el libro con disimulo,no siendo que alguien no se hubiera enterado o fueran confundidos con el saludo fascista .
Después de una insufrible perorata quedaban muy orondos y plenos de vanidad intelectual destacando el plurisimbolismo del agua o de la torre como símbolo fálico en tal o cual escena de Fellini, Alain Resnais, o Ingman Bergman. A que les suena esto a cercano a quienes estudiaron en Salamanca por los años sesenta y setenta.
Yo le doy un seis ramplón o como máximo un siete, a pesar de quienes le dan sobresaliente. En cine hay gustos para todo, como en botica.
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