viernes, 15 de enero de 2016

RASTAS


Para los amigos que tengan tiempo de sobra para entretenerse un poco con la anécdota: Cuando yo era alguien, era profesor y jefe de Departamento  de Lengua y Literatura y llegó un profesorcete nuevo que, aparte de ser profesor también hacía sus pinitos como actor de teatro. Estaba acostumbrado, y le encantaba, a que en cada concurso de traslados por el que cambiaba de centro levantaba un escándalo con su indumentaria para comenzar las clases cada principio de curso: camiseta  de tirantes, pendientes, sandalias “jipis” ibicencas, y bombachos asiáticos afarolados de colores.El pelo al cero, eso sí, pues entonces no se habían inventado las rastas. Creía que yo también iba a picar como sus anteriores jefes de departamento. Con la mayor naturalidad del mundo hablamos del plan de curso, sin mirarle más que a la cara, evidentemente; hablamos de los programas que tenía que impartir, del plan de lecturas para los alumnos, no obstante, el gachó, ponía cara de asombro, al comprobar que yo no me asombraba de nada, incluso sucumbió marcando bíceps e incluso marcando paquete en una postura atrevida. Comprobó que nada de nada… ni puñetero caso… Pues  todavía intentó sorprender mostrándose “anti-yankee”, palabras textuales, y anticapitalista incluso, a lo que yo le dije muy serio que qué bien, que yo también, y sobre todo “antisaduceo”. Comprendí por su gesto que no sabía muy bien quieres fueron los saduceos. Yo creo que titubeó no siendo que fuera un lobby judeo-americano y no tuvo tiempo de consultar un diccionario. Al día siguiente llegó a clase con un pantalón vaquero, normal y una cazadora vaquera de la marca LEE, creo recordar, con un paquete de winton en el bolsillo. Por cierto, llegamos a ser buenos colegas…

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