domingo, 28 de agosto de 2016

EL BACO ( Cap. 21, 22, 23, 24)



21
Después de una pausa en la que no cruzaron la mirada, Leo levantó las cejas con aseveración de convencimiento:
—Definitivamente no nos servirá de nada pedir ayuda a nadie de letras. Este latín, lo entiendo yo con lo poco que sé. Al fin y al cabo, son pocas las palabras latinas que dejó escritas, pues el cuñado de Honorino tradujo casi todo, y además, lo dejó bien explicado en las anotaciones intercaladas entre paréntesis.
Pontificó Pablo:
—Hermógenes es nombre griego. ¿No te das cuenta de que «filio suo» significa «su hijo»? Vayamos concluyendo: Hermógenes era el hijo del visionario: ¿cómo se llamaba?
Volvieron la vista atrás buscando:
—Aquí está: Zait-Yamal-Zamaliel. ¡Vaya un lío de nombres!
Descubrió Leo:
—No hace falta ir tan atrás. ¿No te das cuenta de que pone al final: Hermógenes-Ibn-Zaite-Yamale-Zamaliel?
Concluyó Pablo:
—¡Ah, coño! ¡Ya está! El visionario se llamaba Zaite-Yamal-Zamaliel, y a su primogénito le puso el nombre de Hermógenes: nombre griego, porque se lo había mandado el dios Baco.
—Está clarísimo —se alegró Leo—; ¿sabes tú que me está gustando el rollo este? Igual es más entretenida la Historia o la Filología que Telecomunicaciones.
—¡Bah, bah, déjate de tonterías! Honorino me quería meter a Derecho; ahora tú, a Filología. Sigo prefiriendo las Matemáticas. Yo, desde luego, si puedo, estudiaré cualquier ingeniería.
Una sombra de indecisión momentánea se cernió sobre Leo:
—Venga, pasa a la siguiente, que se nos va a echar la tarde encima.
Pasó Pablo una hoja del cuaderno que estaba en blanco y leyeron la siguiente:


22
(Claude Debussy. «L’isle joyeuse»)
SEGUNDA ESCRITURA, SEGÚN LA CRONOLOGÍA INVESTIGADA POR EL MISMO CUÑADO AL DESEMPOLVARLOS.
(La siguiente escritura, aparte de ritos y sacrificios, contiene una sarta de blasfemias contra Jesús de Nazareth, contra la Santísima Virgen, contra la Sagrada Forma, contra las Jerarquías Eclesiásticas, contra los Vasos Sagrados, y también contra el Dios islámico Aláh, contra su profeta Mahoma, contra el Arcángel Gabriel y otras atrocidades)
( Traduzco:)
«Cada padre de familia, después de la siega, la trilla y la limpia, tomará el primer cuelmo, lo meterá en agua y cuando estuviere flexible hará un bilorto como el de atar los feijes y lo llevará antela efigie de  Dioniso. El hermano mayor irá recorriendo las distintas bodegas cuando se pisa la uva. Rociará a todos los miembros de la familia. A cada familia la rociará, utilizando su bilorto, con el primer mosto».
(Esto parece que lo hayan copiado de la liturgia cristiana, pues, para asperger, se usa el hisopo, que al fin y al cabo es lo mismo; lo que cambia es el agua bendita por el vino)
«Después de que haya fermentado el vino, cada familia llevará un barrilito al santuario de Dioniso en señal de agradecimiento, y el hermano mayor pronunciará estas palabras:
»De entre todos el más luminoso, Tú, que nos has concedido la cosecha del pan y del vino, morador de Olimpo, iluminador de la mente, que libraste a nuestro progenitor Zait-Yamal-Zamaliel de la muerte de sus enemigos y con tu sagrado vino conseguiste someter a los ejércitos enemigos, muéstrate sonriente durante el hielo, muéstrate magnánimo para que ruchen los brotes de nuestros jardines que son los tuyos, en la primavera; y el sol del verano tueste otra vez los trigos, las cebadas y centenos; y sus rayos de luz que te iluminan metan el glocor en las viñas».
(“El glocor en las viñas”: he dejado esta traducción porque no encuentro ninguna apropiada, ya que pone “glocorem”, y en latín no existe esta palabra por más diccionarios que he consultado)
«Después de pronunciar las palabras, rociará con vino primerizo a los hermanos (أخوأن) y todos los asistentes maldecirán a sus enemigos: los tagarinos y los cristianos y a sus dioses y a sus costumbres».
(Después de esto vienen las sacrílegas blasfemias; de momento no lo traduciré hasta no consultar con el confesor, si traducirlo constituye substancia de pecado).
(Con una letra más cursiva y rasgos menos severos dice):
«Beberán todos: padres, madres e hijos hasta el amanecer; y cantarán canciones; y Dioniso bajará entre ellos, y lo verán entre ellos bailar y tocar instrumentos; y estarán en plena felicidad, que es la más parecida a la que tiene el mismo Dioniso, a la que nadie nunca podrá igualar. Tú, dulcísimo señor».
(Sigue esta letra al final del pergamino. Parece la de una canción.
Está escrita con una caligrafía más moderna, aunque no parece del mismo amanuense que la otra de “las mañanas frescas del mes de mayo...”porque el color de la tinta es totalmente distinto y más vieja. Da la impresión de que esta canción fue escrita en el pergamino mucho después que la escritura primera de los ritos. Además ya no está en latín, por eso la transcribo tal y como aparece):
«Aireciellos, aires
que venedes bonus
traedes la simiente
pra elos nosos ortus.

Aireciellos, aires
de nosas devessas
sonades llinares
atta ellas uveyas. (ovicula, una rugativa)

Aireciellos, aires
aires de legione
llevaile ad Dionisu
elle meu coraçone.

Zamaliel uus uidu
promesu de donnes. (prometido)
abanau a mancare (capaz de hacer daño)
ben armadus ommes».
Concluía la página del cuaderno un mensaje del cuñado extonsurado escrito con mayúsculas:
(“ESTE PERGAMINO NO TIENE FECHA POR NINGUNA PARTE. NI ERA, NI AÑO”).
Se atropelló Pablo:
—Bueno, algo de esto ya me lo había contado Honorino el viejo.
Interrumpió Leo:
—La poesía está escrita en castellano antiguo y a la primera no se entiende. Pasa la página.


23
ESCRITURA TERCERA
(Este pergamino está muy deteriorado por líquenes verdes y parece que ha estado expuesto a humedad. No se lee todo, y es corto, pero lo voy a copiar al pie de la letra para un ulterior estudio porque mezcla latín y castellano):
En el texto siguiente, ya que no tenemos la versión en castellano moderno, el autor de esta novela se ha permitido suplantar al cuñado de Honorino, y ha tenido el atrevimiento de traducirlo como ha podido, según su modesto poliglotismo, ya que ha creído que es de vital importancia, porque versa sobre el artista que pintó el retablo románico del dios Baco. Como el cuñado nos dice que el pergamino original estaba muy deteriorado, de la misma manera introduce al pie de página, en notas numeradas, lo que ha considerado que puede ser aclaratorio. No obstante, no quisiera interferir en otra posible mejor traducción de un especialista.
Iego Romanus Gondiçalvez et mieo servu adjuvans Caspe, fili mei, fecimus pincturam apud templu sob terra inter fluminibus proprietatis Heliodoro I.I.Z. et uxor vestra Huluu…» 
(Aquí una línea y media no se puede leer porque está totalmente deteriorada)
«… Dei sob cupa…»
(Tres líneas ilegibles)
«… accepimus de uobs (vobis) pretium XXXIII solidos argenzeos. III masmodias, et II boves et III cupas vineas…»
(Aquí no se lee media línea)
«…II Kordarios, II Kordos, I borra»
(Aquí hay una mancha tremenda cubierta de moho) «...hanc ppinct a…»
(Es de suponer que la mancha mofosa de esta palabra tape las letras: “ur”. Por lo tanto habría que leer:“hanc pinctura”. La doble“p” debe de ser una errata del copista. El final se lee perfectamente):
«Facta hac kartula regnante Rege Rademiro in Legione et comite Garseas Fredenandiz in Castella. Manu nostra roboramus in era VII post millessima. Heliodorus I.I.Zam. et uxore Ulu. Seit Barid Scripsit. Qubla Testis. Froylani testis. Amor Cnf. Pelagius Cnf. Abundaze Cnf. Vela Roderiquiz Cnf. Abal Taleb Cnf. Zait ben Ayub Cnf. Zuleiman Cnf. Zafa Ibeniz Cnf. Comisindus Cnf».
Después de no poco cansancio en los ojos por la atención prestada en su lectura, los dos muchachos quedaron insatisfechos de lo que habían leído. Una gota de lluvia rozó la nariz de Pablo y fue suficiente para encontrar una disculpa. Se alborozó de esta manera:
—¡Está lloviendo! Será mejor que nos marchemos. Ya seguiremos leyendo, de lo contrario se nos va a mojar el cuaderno.
Abundó Leo en la iniciativa:
—¡Vamos, vamos!
Un relámpago marino zigzagueó entre nubarrones lejanos. A los dos minutos justos, el trueno intermitente ametralló tímido. Anunciaba una tarde lluviosa. Por poco, se zafaron de la chupa y llegaron a sendas casas todavía secos.


24
Entró Pablo algo fatigado, como si hubiera participado en una carrera de fondo, y el comandante de Iberia lo recibió pletórico, pues había llegado al culmen de su carrera. Se adelantó Pablo:
—¿Tú qué haces aquí? ¿No volabas hoy hacia Argentina?
—He aceptado la oferta de mi vida. Me voy a la «TWA», porque en «IBERIA» habrá problemas, según me ha informado un profesor de economía.
—¿Así, de repente?
Se arrellanaron en el tresillo:
—No, hijo, no. A tu madre hace unos días que le había dado el disgusto, cuando estabas de excursión con tus compañeros. Las condiciones económicas son inmejorables.
—¿Y nosotros qué haremos?
—¿Qué vais a hacer? Como yo, acostumbraros a la vida americana. Ya está todo arreglado. Viviremos en el estado de Ohio, y antes de un mes tendremos que habernos instalado. Dame ese sobre que está en la mesita.
Pablo extendió el brazo, e inquieto, extrajo unas fotos que miró sorprendido exclamando:
—¿De quién es este palacio?
—No es un palacio; es un chalet; desde luego, una monería. Es lo único que consuela a tu madre, porque todavía no lo ha asimilado.
—¡Qué guay, papá. ¿No me estarás tomando el pelo?
Sonrió satisfecho el comandante con el uniforme azul marino puesto:
—Sabía que a ti te encantaría. Mamá, cuando pase la primera temporada, se habrá acostumbrado, y sólo se acordará del país de la picaresca cuando vengamos a visitar a los abuelos.
—Cuéntame, cuéntame detalles. Este año no gano para sorpresas. Es la noticia más chula que me puedes haber dado. ¿Y el «COU»? Lo haré en América, claro.
—Evidentemente. Te digo que ya lo tengo todo arreglado. En una High School muy cerca de la casa. Fíjate en las fotos. Tenemos cinco mil metros de césped y una piscina climatizada.
—Cuando se lo diga a Leo no me creerá. Todavía me está pareciendo que no he despertado.
Se frotó los ojos con chanza:
—Estoy despierto, ¿verdad?
Su padre sonreía después de la acogida:
—Vete a ayudar a mamá a poner la mesa, pues tomo el vuelo de Madrid a las cinco y media, y ya se está haciendo tarde. Todavía he de ultimar unos papeles en la embajada. ¡Ah!, y esto te va a gustar más todavía: para ir al Instituto tendrás que recorrer unos kilómetros por la autopista. Lo primero que harás al llegar, será sacar el carnet de conducir. Allí se puede conducir a los dieciséis años. —No me lo digas todo a la vez, que me va a dar un soponcio. Dosifícamelo como al que se le da una mala noticia, porque todavía me da algo…
Pablo no contuvo los nervios en su risa y puso un disco de Dire Straits mientras seguía preguntando:
—¿Y la niña?
—Está jugando en su habitación. Le traje una camisita con la bandera de las cincuenta estrellas y ya no la apea.
—No; me refiero al colegio.

—¿No te he dicho que tengo todo arreglado? Tiene el colegio a menos de mil metros y se puede ir andando. Vamos a comer, que apenas me queda tiempo.

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