miércoles, 17 de julio de 2013

Diario de León


JOSÉ ENRIQUE MARTÍNEZ (Catedrático de Crítica Literaria)

 06/11/2011

El enigma de Baphomet
Jesús García Castrillo. Bohodón Ediciones, Madrid, 2011. 538 pp.
Hace algunos años, el astorgano Jesús García Castrillo mostró en El Baco sus dotes para la novela de aventuras. El enigma de Baphomet es más compleja y de mayor finura estilística; podría calificarse tanto de novela de aventuras, como histórica, de intriga, de investigación y hasta fantástica. La técnica tradicional del manuscrito encontrado da lugar, por así decir, a dos novelas embutidas en una, pero con virtuosa conexión entre ellas. Se trata, por un lado, de contar, la historia de los últimos templarios, cruelmente perseguidos y exterminados; por otra, de relatar el proceso por el que un profesor de literatura, con ayuda de alumnos y amigos, lleva a cabo su investigación y búsqueda de los manuscritos que contienen la verdad sobre las injustas acusaciones que llevaron a los templarios a la horca, a la hoguera o a las dos penas juntas. En uno y otro relato, perfectamente imbricados, abunda la intriga, la delación y las persecuciones.
Que los manuscritos medievales, «en leonés y castellano del siglo XIV» y robados por un capitán napoleónico, acaben divididos entre Astorga, París y la capital de Armenia, origina una ardua labor investigadora y viajera llena de problemas de todo tipo que ocupan el primero y el último tramo de la novela, que al lector le parecen prolijo el primero y excesivo el segundo. Sólo el hallazgo de todos los manuscritos podrá librar a los templarios de la falsa acusación de adorar a Baphomet y, a la vez, permitir escribir la verdadera historia de aquel holocausto que acabó con ellos. Esta historia es el núcleo de la novela, que ocupa la parte central, en torno a un tal Martín Castriello que ingresó en el Temple de Ponferrada y al que, en formidable prolepsis, vemos ya en la fuga de la fortaleza templaria ante el acoso de las tropas reales. Con Martín se van tejiendo historias de otros templarios amigos también perseguidos (Rechivaldo, Rodericus, etc.) que dan lugar a una trama compacta en la que se alternan hazañas, pasiones, audacias, traiciones, equívocos, venganzas y muertes. Las de los templarios se deben a la acusación de adorar a Baphomet en lugar de a Cristo crucificado. Nos iremos enterando de que Baphomet es la representación de un Dionisos lascivo, con una cuba de vino sobre la cabeza, y que los benedictinos de San Pedro de Montes regalaron a los templarios de Ponferrada con este engaño: «Siempre creímos que era Jesucristo en las bodas convirtiendo el agua en vino». Lo que Martín de Castriello trata es de encontrar los manuscritos que puedan librarlos de tal acusación, trazando así un largo viaje hasta Armenia, plagado de aventuras, como cualquier novela de viajes que se precie. Al igual que los demás templarios, Martín y sus amigos acabarán exterminados al final de esta parte central de la novela, llena de juegos temporales y de efectos patéticos.
A pesar de la extensión, el narrador logra mantener la intriga, tanto sobre la suerte de los templarios, como sobre el proceso de escritura de la novela con el encuentro de los manuscritos. El enigma de Baphomet forma parte de un tema que casi es un subgénero novelístico: la novela sobre templarios. El espacio berciano, por otro lado, hace
inevitable el recuerdo de Gil y Carrasco, aunque la novela de García Castrillo poco tenga que ver con la de Gil

http://www.diariodeleon.es/noticias/filandon/una-novela-historica-de-intriga-y-de-aventuras_644083.html
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