miércoles, 25 de junio de 2014

La esposa de Bárcenas


Aquí nadie se enteraba de que le metían dinero a espuertas por la gatera, por la chimenea o por correo en sobres anónimos. La ministra no se había enterado de que alguien le pagó un cochazo, el Mas no sabía ni dónde localizar Ginebra en el mapa. Madalena no sé qué otro lío, Gordillo no se enteraba  de que le metían en la buchada  dos sueldos ilegales, el comunista americano Güili Meyer no sabía que tenía un fondo opaco en Luxemburgo, la hermana del Rey (con Mayúscula, si acaso) tampoco se enteraba  de lo que le entraba en la cuenta corriente del banco en el que trabajaba, los de la UGETÉ ni repajolera idea de dónde le procedía la pasta de las comilonas en la feria, el chaval con cara de póker ni puta idea de que Maduro le endiñaba casi cuatro kilos de eurazos, Bárcenas, se enteró por su mujer de que tenía la pasta en Suiza. La única que sabía de verdad dónde tenía los cuartos era  Rosalía, mi paisana, la maragata, la única que no pertenece a “la casta”, la única honrada. Dicen que los maragatos saben cuidar su dinero como nadie y en qué saco de la despensa lo guardan. Por eso tenemos fama de tacaños, pero es una calumnia que se ha extendido porque los maragatos del reloj del Ayuntamiento de Astorga, unos años que estuvo estropeado, al dar las campanadas daban las horas y las medias pero no daban los “cuartos”.

No sé si lo que me sale es la furia de la tribu, pero me parece que Rosalía es la única que vale su peso en oro, por lista y por honrada. “Viva la República Independiente Maragata”. “El Jerga puerto de mar.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario