miércoles, 11 de junio de 2014

República Catalana, República Maragata.

Yo estaba preparando un referéndum en la maragatería para, si lo ganáramos, proclamar la “República Maragata” con capital en Astorga multimilenaria y romana, y me sorprendieron esta mañana unos cuantos parlamentarios compitiendo. Ahí en Astorga y sus alfoces y aledaños sí que tenemos tradiciones antiguas, y vestimentas propias y únicas, y músicas y jotas autóctonas de las que se pierde su antigüedad en la oscuridad del tiempo, sin necesidad de que un músico nacido en la provincia de Jaén venga a inventarnos la sardana. Y tenemos la “ikurriña” auténtica de Clavijo: por bandera, que no quede la superioridad histórica. Por vocablos bonitos, para comparar, sólo hay que leer a Concha Espina. Catedral por catedral allá que se andan.  Entre las monchetas con butifarra  y el cocido maragato es que no hay color… eso lo saben hasta los japoneses. Entre el Palacio de Astorga y La Sagrada Familia, los dos de Gaudí, qué diría yo, el tamaño es lo único que los diferencia y todos sabemos aquello de dónde se guardan las esencias: pues en los frascos pequeños.
Hoy he visto por televisión proclamar no sé cuántas repúblicas  y sin embargo teniendo yo más razón no me han dejado ni expresarme, “tan siquiera”, para preguntar por el derecho a decidir si yo podría ser el Vicepresidente de la República Maragata, porque el de Presidente ya se lo había reservado al que fue el mejor alcalde y con más dilatada experiencia política. Amigos catalanes, vascos, gallegos y maragatos: o el pueblo  español, en el que reside la soberanía, cambia la Constitución para permitir independizarnos, o tenemos que permanecer unidos para hacernos más fuertes, más ricos y más solidarios. Pero nunca renunciaremos a nuestra idiosincrasia maragata: ni a nuestra lengua ni a nuestras tradiciones, porque si hiciéramos el referéndum, sin duda saldría votado el "sí" por el cien por cien de los consultados ¡Viva Pedro Mato! ¡Viva Astorga! ¡Vivan las mantecadas!

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