jueves, 11 de julio de 2013

Sánchez Dragó y el libro electrónico


Yo, entonces, le dije: "...sigue escribiendo con tu desvencijada máquina de escribir y con el typex. Y cuando tengas que llamar desde Soria a tu editor hazlo a voces, que también es más auténtico. Díctale así tus manuscritos."

Y ya no me contestó.


Siempre cabe la sonrisa al mirar de soslayo lo que se ha escrito hace mucho tiempo. Ahora, que hasta García Márquez publica sus obras “on-line” me acordé de unas conversaciones con el autor español Sánchez Dragó. No recuerdo si se publicó, pero ahí conservo lo que opinábamos entonces uno y otro al respecto de la literatura en soporte electrónico:


"Es revelador este artículo titulado "YO TROGLODITA", escrito por Fernando Sánchez Dragó. Lo que piensa ese autor ha influido en millones de lectores, por lo que, en buena parte, es responsable de los ascos y desprecios que, quienes no se han acercado a Internet, hacen a las nuevas tecnologías. Yo apuesto por la inteligencia emergente de los nuevos valores. Pablo y Leo, ex-alumnos y personajes de «El Baco» son los representantes de la nueva generación que con su inteligencia aplastan a la vieja, la de la ignorancia arrogante y poderosa personificada novelísticamente en unos profesores que, cada cual con su miseria, se matarían por el fetiche de una ilusión inexistente."

"YO TROGLODITA.  (Fernando Sánchez Dragó. El Mundo, 26/marzo/1995. pp.63)
Las manos por delante: no pretendo sentar cátedra ni impartir doctrina. Cada maestrillo, en asuntos como éste, tiene su librillo, y Dios con todos.
      Estoy en mi cubil soriano, encerrado como Segismundo en su  cueva, para ver si consigo sacar a flote la novela que me atribula. Y en eso, mientras aporreo la máquina de escribir metálica, neolítica y manual, recibo una llamada de EL MUNDO pidiéndome este recuadro. Sea. Coloco otra holandesa en el carro de mi desvencijada Olympia y con los dedos manchados de «typpex» me aplico a la tarea.
      Si en infinidad de ocasiones he manifestado en público mi opinión de que, «strictu sensu», la literatura ─«jardín abierto para pocos»─ murió cuando nació la imprenta, ¡qué rayos puedo decir ahora a cuento de los libros grabados en «diskettes», de las enciclopedias embutidas en CD-Rom (¿se escribe así?), de las autopistas informáticas y de la posibilidad de que los lectores (es un decir) modifiquen interactivamente la trama y el desenlace de las novelas adaptándolas a las exigencias de su mal gusto y de sus bajos instintos? ¡Viva el «happy end»! Dentro de poco si el proyecto cuaja, sólo sobreviviá un género literario: el de la novela rosa. Apaga y vámonos, Belarmino.
      Me cuentan que en Francia ya han salido algunas ediciones «balizadas» (sic) de los clásicos con miras a conseguir que los lectores se enteren de su contenido en un pispás y presuman luego ante sus amigotes. Es el fin, o sea, la definitiva victoria de la filosofía del Reader's Digest: lecturas abreviadas para cerebros abreviados.
      Un libro se manosea y se impregna del humor (y de los humores) de su propietario. Un libro se lee en cualquier parte y en cualquier postura. Un libro no necesita enchufes ni pilas ni técnicos que periódicamente lo revisen. Un libro se subraya, se anota, se forra, se ensucia, se desencuaderna, se quema. Un libro es materia viva que se funde con quien lo lee. Casi todas mis lecturas han transcurrido en autobuses vietnamitas, en oasis del Kalahari, en las aulas de la Universidad, en la cárcel de Carabanchel, en la cama, en la playa, en el café o, simplemente, en el metro.
      Y todo eso, ahora, está a punto de desaparecer.
      Que no cuenten conmigo. La literatura partenece a la intimidad de quien por activa o por pasiva la practica y no al coro de los grillos que cantan a la luna. Pienso seguir haciéndola a mano, y recorriendo el mundo a pie, hasta que mi pie y mi mano dejen de funcionar.
      Lo siento. Soy irrecuperable. Y si hay que cambiar de oficio, cambiaré de oficio.
    Hago, pues, mías las palabras de Antonio Machado: brinda, poeta, un canto de frontera / a la muerte, al silencio y al olvido."



A lo que contesté unos meses antes de que Edinford se decidiera a publicar “El Baco”



"Málaga 25/Marzo/1995

          Fernando Sánchez Dragó.
          Madrid

          Pensaba escribir una novela titulada «La imprenta del año 1.300», tomando como punto de partida un pergamino correspondiente a la escritura Nº 199, del «Tumbo Viejo de San Pedro de Montes», que se guarda en el Archivo Diocesano de la Catedral de Astorga. Como este pergamino nadie lo conoce pensaba convertirlo en ficticio e inventarme una historia llena de verosimilitudes contrastables con elementos reales, pero después de leer la sección «CULTURA» del diario «El Mundo» del Domingo, 26/Marzo/1995, ya no he podido aguantar más manteniendo el secreto.
          Ahí escribís Borja Hermoso, Nuria Amat y tú sobre la Cibernética y la Literatura... Tu artículo se titula «YO TROGLODITA».
          Voy a tratar de transcribir la paleografía del pergamino: (la puntuación y los acentos son míos)
            «In era M CCC et XXVII, XXX dias de marzio, fizo conceyo el muito onrrado padre sennor do Martino Obispo de Astorga e el abbat de Sant Pedro de Montes, Marcos Pérez e el abbat de Sant Andrés, GonÇalvo Cerveyra, ovieron contienda qual deles devía haber por a guarda elas petras scriptas e que toviese por bien e que el abbat do(n) Marcos Pérez a la diestra parte e el abbat GonÇalvo Cerveyra a la siniestra. E el abbat Marcos Pérez osado de prender pora seu monesterio petras scriptas e linarias de vale Oza e de terras moitas pora fazer papel  (...) e selles ronpían  que ge les mandaaremos tornar en cuero e que ge las feziessemos tener e guardar en todo según que en ellos decía eles fueron guardadas fasta aquí. E nos tomémoslo por bien, por que mandamos que amparades e defendades el abbat e al convento sobredichos con estas mercedes que les nos fazemos e que...»

          (Como es leonés antiguo, con muchos elementos híbridos de latín monástico e incluso influjos del Castellano,  voy a tratar de traducir lo más importante:)
       
            «Y yo, (Don Martino, Obispo de Astorga) veo que es perjudicial para la salvación de las almas de los dos abades y de todos los frailes y fieles, que riñan por la posesión de las piedras escritas al revés y grabadas y de todos los hierros forjados y hechos dobles (doblados) en la herrería de Compludo para grabar piedras losas y para hacer copias en papel de lino hecho con linos, centenos y jugo de pinares, y con Judasiscariot sea juzgado y troceado y expulsado a las llamas quien entrare en el peligro de hacer copias que otorguen falsas posesiones y falsas escrituras y se divulguen libros prohibidos por la Santa Madre Iglesia a los legos y los poderosos y a los merinos y a estas muchas gentes hijos de nuestro criador, sin mandato del Abad del monasterio...» «...y como el pleyto vino por riña de los dos abades sobre la posesión de las herramientas para grabar piedras, mando destruir las 3.000 piedras y las herramientas las mando fundir para hacer arados y labrar la tierra y todas las tierras del monasterio sembradas de lino mando y ordeno sembrar de viñas y de panes con el conocimiento del ifante do (vuelvo a copiar la paleografía): Sancho, fiyo mayor e eredero del muyto noble do Alfonso, por la gracia de Dios rey de Castilla, de León, de Toleto de Gallizia, de Sevilla, de Murcia, de Jahen e del Algarbe, a los cogedores de los mios pechos e de los mios fueros que anden en tierra de Valdoça, salut e grazia. El abbat de Sant Pedro de Montes se me envió querellar. Presentes furon abbat de Villoria e frey Pedro, sou monge, de Astorga, arcediano Johan Alvarez, arcediano Johan Gil, Pero Perez, que tien el hospital, raÇioneyro de Astorga, clerigo de Monteyros, e otros muchos que estaban y.
            Esto fuy miercoles sobredicho pela mañana, antes que entrasen enno conceyo enno cabildo, enna capiella del obispo, olle dizen dientro ella missa. Era MCCCXXVII. Este dia sobredito el abbat Marcos Perez sinio a la diestra parte del obispo enno conceyo asi.»

          Bueno, pues, parece que más de un siglo antes de que Gutenberg inventara la imprenta, los monjes cluniacenses de los monasterios de León ya la utilizaban, supongo que muy rudimentaria, por lo que se puede deducir del pergamino; pero, al fin y al cabo, imprenta hecha con piedras con las que imprimían rudos papeles fabricados con lino. Esa alta tecnología ─debía de ser la IBM de entonces─ se la disputaban los frailes de los dos monasterios mencionados, por lo que tuvo que poner orden el Obispo de Astorga, quien parece ser que era neutral, y les confiscó toda la maquinaria.
          Parece ser que esa bobada de “izquierdas y derechas” ya funcionaba en la Edad Media; y mira tú por dónde, casualmente, el Abad del monasterio de San Pedro de Montes se sentó a la derecha del Obispo, aunque los dos abades apostaban por la tecnología punta, el progreso y la innovación. Total que los dos presumían de izquierdosos, pero ─como, el que manda, manda─ no tuvieron más remedio que volver a copiar en pergaminos de cuero, a mano, y letra por letra, acatando la santa obediencia.
       
          Un siglo y pico más tarde, nadie pudo evitar lo inexorable, cuando sin ninguna relación aparente ─aunque, ojo al Camino de Santiago─ el cristalero-impresor de Maguncia impuso las arcaicas multicopias modernoevo-cibernéticas. ¡Se acabaron las exquisiteces de miniaturas policromadas con tal artesanía que cada letra era una obra de arte! ¡Pan “pa” todos y letras “pa” todos!
          Yo opino que el Obispo fue un palurdo que retrasó el invento un siglo, amén de haber impedido que aquellos frailes leoneses de tierras del Bierzo, figuraran en los anales más importantes de la historia de la humanidad.

          Como decimos aquí en Málaga: ¡Vaya que nos pase ahora lo mismo que a los frailes! Yo, por si acaso, me apunto a la cibernética. Oye, mira, que la literatura, de lo que trata es de inventar y componer con la materia prima que es la lengua, y que todo lo inventado llegue a otros, y piensen y se diviertan y critiquen y que también ellos inventen y compongan. El canal de comunicación, me parece que debe dar lo mismo.

          Amigo Sánchez Dragó, sólo he hablado una vez contigo, aquella infausta noche del Planeta 93, cuando le dieron el premio a Vargas Llosa, después de ─ignorante de mí─ haber creído en la competencia leal y anónima, y en que los premios literarios eran algo serio.
          Mi novela «El Baco», que fue finalista en aquel certamen, a pelo ─sólo porque le gustó al cachondo que la seleccionó, o quién sabe, igual sacaron a suertes quince o  veinte entre las trescientas presentadas─, quizás no se publique nunca. Que ¿por qué? Pues.. verás, verás; te voy a hacer una confidencia: todos los que la han leído me dicen que es buena, pero a la hora de la verdad nadie quiere publicarla. A veces pienso si no me mentirán unos y otros. Aquella noche de la cena en el hotel Sofía de Barcelona, un hombre calvo, miembro del jurado, me dijo: «es buena, peru nu es cumersiallll...» Otro hombre del jurado que parecía el mandamás de la tertulia, que era muy alto, muy pálido y que se ponía al lado de una señora que se reía mucho con la boca muy abierta, siempre delante de las cámaras, me cogió del brazo y susurró como si le hubiera hecho daño el vino de la cena: «El Baco... mu güena, mu güena...»
          ¿De qué valen esos elogios, junto con los de Antonio Prieto, N. Luján, Terenci Moix, Rafael Conte, Muñoz Molina, J.M.Valverde, si luego van y dicen los editores: «...literariamente buena, lástima que no suenen su nombre y apellidos»? A ti, ¿qué te parece?, ¿que habrán leído el manuscrito, o que no lo habrán leído y dicen eso para quitarme de en medio? A veces pienso que todos me han mentido excepto D. Camilo que me lo dice por escrito, como puedes ver en esa carta.
          Quizás, cuando se puedan meter los libros en una red informática, como yo no vivo de escribir libros, quizá lo deje meter gratis para que lo lean todos los que quieran y sólo le den al botón de imprimir, para encuadernarla, aquellos a los que les haya gustado.
          ¿No será que con la cibernética hay quien teme que se le acaba el chollo como se les acabó el garbanzo a los amanuenses medievales? ¿Qué pasará cuando los lectores puedan elegir entre lo que les llega por una pantalla y puedan imprimir y encuadernar
lo que de ello más les interese para manosearlo, subrayarlo, romperlo o tirarlo? Pues, amigo mío, está claro: ese rollo de escritores consagrados y de marketing de ventas, como quien vende bicicletas, se habrá acabado, y habremos dado un gran paso en la transmisión de la literatura más selecta, la que seleccionen los lectores, que a fin de cuentas, son lo que acaban la obra literaria. Pero, tranquilo, porque creo que ni tú ni yo veremos eso. Así que, mientras no llegue la cibernética a la literatura, al carajo la impresión de mi novela, que a los pocos lectores entusiastas se la leo en mi casa, en tertulia o se la cuento de viva voz, como antiguamente. ¡A troglodita, troglodita y medio!
                        Un saludo."

3 comentarios:

  1. "El Baco" fue la primera novela entera que estuvo cinco años colgada en internet. Era incómodo leerla en pantallas menos sutiles que las de ahora, no obstante la leyeron muchos y me enviaron numerosos comentarios.

    ResponderEliminar
  2. Acabo de recibir la información de que ese hombre que tanto predicaba en contra de los libros electrónicos, ahora vende sus libros en versión kindle a seis euros y a once euros. ¿Cómo era lo de "esta agua no beberé"?







    ResponderEliminar
  3. Si, no es para hacerle publicidad, pero si aquí esta el libro de dragó:

    http://www.amazon.es/Pacto-sangre-Vidas-cruzadas-ebook/dp/B00BN6M11Q/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1374693450&sr=8-1&keywords=sanchez+drago

    ResponderEliminar